Al igual que otro producto, la creación de un libro se divide en diferentes etapas. En primer lugar, se debe realizar una revisión exhaustiva al manuscrito, es decir, a la obra que realizan los autores. La revisión consiste en verificar si están bien empleadas las reglas gramaticales, si posee coherencia, si el texto es claro para el lector objetivo, entre otras cosas. Querido autor, ¿leerías un libro lleno de errores de tipeo y confuso? No, ¿cierto? Por eso buscamos corregir los errores que imposibilitarían la correcta lectura, que provocaría que el lector dejara el libro sobre la mesa.
El segundo paso es igual de importante que el primero, nos referimos a la construcción del libro. Una Editorial trabaja con el apoyo de diferentes diseñadores e ilustradores porque un libro es, en esencia, una obra de arte. Una portada compuesta de forma coherente, unos márgenes lo suficientemente amplios que permitan sujetar el ejemplar de forma cómoda, una tipografía adecuada para resaltar o acompañar el contenido del libro, son algunos de los desafíos que se enfrentan a diario los diseñadores editoriales. En palabras simples, los libros se componen de una forma y un fondo: un buen diseño embellece y resalta una obra, uno malo la empobrece. Del mismo modo, es bueno destacar que un buen conocimiento en diseño editorial permite abaratar los costos de producción de los libros. Posterior a la autorización final del autor sobre el diseño de la obra, se cotiza con una imprenta los ejemplares a imprimir.
El tercer paso corresponde a la publicación y distribución del libro. Dependiendo de las necesidades de cada cliente, se puede optar por diferentes metodologías de venta, ya sea la comercialización a público general en librerías, la publicación a través de ebooks, la realización y participación de eventos, giras o ferias, entre otras cosas. Lo importante es evaluar las capacidades de cada autor para vender y proporcionar su libro.
En definitiva, una Editorial trabaja para dos personas: el autor y su lector.
El segundo paso es igual de importante que el primero, nos referimos a la construcción del libro. Una Editorial trabaja con el apoyo de diferentes diseñadores e ilustradores porque un libro es, en esencia, una obra de arte. Una portada compuesta de forma coherente, unos márgenes lo suficientemente amplios que permitan sujetar el ejemplar de forma cómoda, una tipografía adecuada para resaltar o acompañar el contenido del libro, son algunos de los desafíos que se enfrentan a diario los diseñadores editoriales. En palabras simples, los libros se componen de una forma y un fondo: un buen diseño embellece y resalta una obra, uno malo la empobrece. Del mismo modo, es bueno destacar que un buen conocimiento en diseño editorial permite abaratar los costos de producción de los libros. Posterior a la autorización final del autor sobre el diseño de la obra, se cotiza con una imprenta los ejemplares a imprimir.
El tercer paso corresponde a la publicación y distribución del libro. Dependiendo de las necesidades de cada cliente, se puede optar por diferentes metodologías de venta, ya sea la comercialización a público general en librerías, la publicación a través de ebooks, la realización y participación de eventos, giras o ferias, entre otras cosas. Lo importante es evaluar las capacidades de cada autor para vender y proporcionar su libro.
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